Desastres naturales,
¿manifestaciones de la ira de Dios?.
Recientemente hemos visto imágenes y leído en la prensa el
terrible desastre que se ha cernido sobre la ciudad de Nueva Orleáns.
En un diario
norteamericano, un fanático religioso afirmó que aquello era una manifestación
de la ira de Dios sobre una ciudad pecadora, con montones de casinos flotantes,
y que se estaba preparando para un carnaval gay, no en vano la llaman “Sin City”, la ciudad del pecado.
¿Qué dice la Biblia sobre esto?,
¿podemos afirmar que desastres como el de Nueva Orleáns, o el Tsunami, o los
terremotos son un castigo de Dios sobre determinadas ciudades?.
1. La Biblia dice que la tierra es maldita por causa del
pecado del primer hombre (Gn 3.17).
-Cuando un aparato se utiliza de forma incorrecta se
estropea, la enfermedad, el dolor, la tristeza, la injusticia, ocurren porque
estamos haciendo las cosas de manera incorrecta, no de acuerdo al fabricante de
este mundo, que es Dios.
-El pecado ha trastornado la tierra, no sólo el mundo
físico, sino el mundo animal, al mismo hombre y aún los elementos.
-La caída afectó:
la relación del ser humano con Dios (Gn
3.10 “tuve miedo”)
la relación entre los seres humanos (Gn
3.12 “la mujer que me diste por compañera”)
el trabajo y la tierra que alimenta al ser humano (Gn 3.17 “maldita será la tierra por tu causa”)
los animales tienen una ferocidad que desaparecerá en el
milenio (Is 11.7 “el león como el buey comerá paja”)
2. La Biblia dice que la creación gime y está con dolores
de parte aguardando la manifestación de los hijos de Dios (Rm
8.22).
-La situación que está atravesando este mundo se terminará
cuando Dios ponga punto y final a la historia, mientras tanto, el mismo planeta
“tiene dolores de parto” (se conmueve) antes del momento de la consumación de
la historia.
-La tierra está esperando la manifestación de los hijos de
Dios, esta personificación la podemos entender de dos maneras:
a) Que la
tierra esté con “dolores de parto”, es una forma de decir que la tierra está
“preñada” con los cuerpos de los creyentes, y está esperando a “darlos a luz”
cuando los expulse de sus entrañas el día de la resurrección.
Esto es una
forma de decir que esos gemidos y conmoción que sufre el planeta son un
anticipo del día glorioso de resurrección.
b) Que la
misma tierra está anhelando el día de la restauración de todas las cosas (Hch 3.21).
3. La Biblia dice que Dios es el Rey de la Creación y que
es soberano (Job 31.28; Sal 93.1).
-En el cap. 36 de Job Eliú (que es quien habla con más sabiduría) nos habla del
dominio que Dios tiene sobre la creación: “El atrae las gotas de las aguas,
Al transformarse el vapor en lluvia…”, en
Jos 10.12 vemos cómo Dios ordena al sol que se
detenga en Gabaón (aunque no fue el sol que se
detuvo, sino la rotación de la tierra).
-Mt 10.29
dice que un pajarillo no cae sin el permiso de Dios, en lo que vemos el control
absoluto de Dios sobre todo lo creado, y que nada sucede sin su permiso.
-Esto nos debe traer consuelo: no hay
circunstancia que no escape al control de Dios, se ordenada por Él o consentida
por Él con vistas a cumplir un propósito que nosotros desconocemos.
-Dios no es ajeno a nada de lo que
ocurre, e incluso en medio de muchos desastres lo podemos ver interviniendo,
sea evitando que vaya a peor, o haciendo bien (hace casi 10 años la banda
terrorista ETA hizo explotar una bomba en mi barrio, afectando a muchos
vecinos, la familia que vivía en el bajo aquella noche dejó que su bebé
durmiera con ellos en la cama, por la mañana explotó la bomba e hizo que cayera
un armario en la cuna del bebé).
4. En una ocasión le preguntaron al Señor Jesús acerca de
una tragedia, ciertos hombres a los que Pilatos mezcló su sangre con la de los
sacrificios paganos, ellos pensaban que era un castigo divino por su maldad,
pero Jesús les respondió que también cayó una torre sobre dieciocho hombres y
que estos no eran más pecadores que otras personas (Lc
13.1-5).
-Cuando alguien hace una afirmación como la que le hicieron
a Jesús (esos galileos murieron porque eran muy pecadores, algo debían haber
hecho para que les sucediera una tragedia así) debemos tener en cuenta la
respuesta del mismo Señor Jesús:
1.
¿Eran esos galileos más pecadores que los otros galileos?, ¿es la ciudad de
Nueva Orleáns más malvada que Madrid, Nueva York,
Londres, Bangkok o Río de Janeiro?.
Si es cierto
que lo que le ha ocurrido a estas ciudades es un juicio directo de Dios, ¿por
qué esas ciudades y no otras?. Alguien podría decir
que sí mandó juicios contra Sodoma, Gomorra, Adma y Zeboim (Gn 10.19), ¿por qué no lo
que ha ocurrido es lo mismo?, la respuesta es: a) sabemos que el juicio de Sodoma es un juicio de Dios, porque Dios mismo lo ha dicho,
en cambio el desastre de N. Orleáns sólo lo suponemos, b) cuando Dios manda
juicio sobre una ciudad manda un profeta que les avise del juicio y los llame
al arrepentimiento (Lot en Sodoma,
o Jonás con Nínive).
2.
¿Quiénes somos nosotros para juzgar qué ciudad es más pecadora que otra?. Solemos hacer demasiados juicios a la ligera, pero nos
olvidamos de juzgarnos nosotros mismos.
-Todos
tenemos la sensación de que los demás son peores que nosotros, menos generosos,
más desconsiderados, más pecadores… esto en realidad es orgullo, dice Rm 12.3 “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a
cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que
el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida
de fe que Dios repartió a cada uno.”
3.
Olvidamos que todos necesitamos arrepentirnos y que delante de Dios somos
culpables.
Jesús
aprovecha esa pregunta para enseñarnos acerca de la maldad de cada ser humano,
y de su necesidad de arrepentimiento. Cuando un ser humano se acerca a Dios
diciéndole "Señor, ¿a que la desgracia que le pasó a fulanito era un
castigo tuyo por lo malo que es?", el Señor responde "tú no eres
mejor que Él, ¿acaso me estás diciendo que te mereces lo mismo?", y es que
hay mucha hipocresía y orgullo en cada uno de nosotros (¡yo mismo estoy convencido
que soy mejor que muchas otras personas!, ¡que el Señor tenga misericordia de
mí!).
Cada ser
humano es culpable delante de Dios:
Culpable de
ignorarle (Rm 1.21, lo cual incluye no glorificarle
ni darle gracias)
Culpable de
rechazar a Jesucristo ni buscar a Dios (Rm 3.11; Mt 25.41)
Culpable de
pensar que puede agradar a Dios en su propia justicia ()
Culpable de
todos los mandamientos de la Ley de Dios (Rm 2.21 y ss)
¡Si no
nos arrepentimos TODOS pereceremos igualmente! (Lc 13.5)
Cada ser humano debe buscar como la
primera cosa de su vida el perdón de Dios y la reconciliación con Él. De lo
contrario se enfrentará al juicio de Dios sobre sus obras que hizo en vida y
sus pensamientos más secretos.
Pensar que no eres culpable de nada es
una necedad, una locura, es como mudarse a Nueva Orleáns dos días antes del
huracán pensando que no hay peligro, ¡y qué mayor peligro que enfrentarse al
juicio de Dios estando desnudo de la justicia de Jesucristo!, un infierno de
remordimientos, soledad y sufrimiento esperan al que obra así.
¡Busca el arrepentimiento!, procúralo
ahora que estás a tiempo, cuando viene el juicio de Dios viene como la
destrucción de una ciudad, de repente, como la hora de la muerte, inevitable.
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