BUSCANDO PRIMERO AL SEÑOR
Idea central: Debemos madrugar para buscar al Señor,
y explicaremos qué debemos hacer, meditar, orar la Palabra, orar, ganar a
Cristo.
Cnt 7.12. “Levantémonos
de mañana a las viñas; veamos si brotan las vides, si están en cierne, si
han florecido los granados; allí te daré mis amores”.
Sal 57. 8-9. “Despierta,
alma mía; despierta, salterio y arpa; Me levantaré de mañana. Te alabaré
entre los pueblos, oh Señor; Cantaré de Ti entre las naciones”.
Sal 63. 1. “Dios, Dios
mío eres Tú; De madrugada te buscaré”.
Ex 16.21 “Y lo recogían cada
mañana, cada uno según lo que había de comer; y luego que el sol
calentaba se derretía”.
Mt 6.33 “Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os
serán añadidas.”. TEXTO A MEMORIZAR.
¿Qué significa “Buscad primeramente el Reino de Dios y su
justicia?, que es vivir por fe?. Es una experiencia y
una decisión diaria. Si salimos de nuestra casa confiando en nosotros mismos,
sin dirigirnos a Dios ni buscarle, no estamos ni viviendo por fe, ni buscando
primeramente el Reino de Dios y su justicia.
Lo primero que hacemos en el día es muy importante, cómo
organizamos nuestras prioridades indica a qué le estamos dando más importancia.
Vivir por fe es vivir DEPENDIENDO Y CONFIANDO EN EL
SEÑOR. Si sales de tu casa sin apoyarte en Dios, sino confiando en ti mismo y
no en Dios no estás viviendo por fe. Si sales de tu casa después de buscar la
bendición del Señor, Su Palabra, comunión con Él entonces estás viviendo por
fe. Estás buscando PRIMERAMENTE el Reino de Dios.
En los estudios anteriores hemos hablado acerca de la
oración, tenemos conocimiento suficiente, pero nos falta la ACCIÓN, de modo que
entremos en ella.
Jorge Muller decía que su condición espiritual durante el
día dependía de su tiempo con el Señor en la mañana.
Hay cristianos que no tienen en absoluto está
experiencia, y muchos parecen estar cómodos y satisfechos en esta situación. Si
no hay alimentación NO hay crecimiento.
I. EL MEJOR MOMENTO DEL DÍA ES LA
MAÑANA.
-El
mejor momento para reunirse con el Señor es la mañana. Antes de comenzar
nuestras actividades.
-El
texto de Éxodo, que habla del maná, nos sirve de ejemplo para nosotros. Cada
mañana, durante el vagar de Israel, cada uno (los niños, los mayores) se
levantaban temprano en la mañana, para recoger la provisión del día. Tenía que
ser en la mañana, y tenía que ser cada uno. No podía recogerlo tu vecino por
ti. No podías recoger maná para una semana. Si te levantabas tarde, no recogías
nada.
-El
tipo nos sirve para ilustrar la necesidad que cada creyente tiene de buscar al
Señor en la mañana para recibir la provisión espiritual para el día.
-Piensa:
cuando es la mañana tienes todo el día por delante, problemas, situaciones,
habrá cosas que nos enfríen en lo espiritual, y tendremos que tomar consejos
para los que necesitemos dirección del Señor, si no hemos recibido nada en la
mañana, ¿cómo lo obtendremos?.
-Aquellos
que madrugan mucho reciben mucho beneficio espiritual, la comunión espiritual,
la oración, la meditación en la Escritura que se hace antes de comenzar el día
no tiene comparación con lo que podemos hacer en el resto del día.
-Lo
mejor del día es en la mañana una vez que nos hemos despertado. Cuando tenemos
el devocional antes de irnos a dormir no le estamos dando al Señor lo mejor de
nosotros mismos. Le estamos ofreciendo lo peor de nuestro día, cuando menos
energías tenemos.
-Es
en la mañana cuando recibimos el suministro espiritual de todo el día, la
comida más valiosa, la comunión más necesaria.
-El
negarse a uno mismo (Lc 9.23). Muchos queremos las victorias sin los sacrificios,
disfrutar de una relación viva con el Señor sin esforzarnos nada, queremos paz,
pero sin meditar en la Palabra de Dios, queremos gozo, pero no queremos
obedecer. También queremos crecer espiritualmente, conocer al Señor, tener
confianza continua en Él, pero sin negarnos nada de lo que nos gusta.
-Tener
comunión con el Señor significa negarnos a nosotros mismos, nuestros gustos,
nuestra carne, acostarnos más temprano, ver menos la TV, organizarnos mejor. Si
no aprendemos a negarnos a nosotros mismos no podremos crecer en Cristo, ni
disfrutaremos de la persona de Dios.
II. EL EJEMPLO DE SIERVOS DE DIOS
QUE MADRUGABAN PARA BUSCAR AL SEÑOR COMO LO PRIMERO.
Jesucristo. Nunca dejó que sus muchas responsabilidades, su
escaso tiempo, su cansancio, etc... le impidieran
tener comunión con Su Padre.
-Mc
1.35 “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un
lugar desierto, y allí oraba”. ¡Cuantos santos han imitado al Maestro!, muchos
han dicho: “si Cristo, en los días de su carne oraba con tal deseo, cuanto más
nosotros”.
-Cuando
Cristo se levantaba era aún oscuro, los evangelios hacen esta observación. No
era ni siquiera de día. Nadie hacía cosas así. Además, Jesús quería estar solo,
buscaba un lugar y una hora en la que nadie lo interrumpiera. Isaac (según Gn
24.63) también salía a meditar al campo, era un hombre que buscaba la comunión
con nadie para buscar la comunión con Dios.
-Dice
la Biblia que Él nos ha dejado ejemplo para que sigamos sus pisadas (1 Pe
2.21), ¿qué significa eso?, que debemos seguir su ejemplo, su Jesús en los días
de su carne oraba a Su Padre, nosotros debemos orar, si buscaba Su gloria, o si
madrugaba, nosotros debemos de imitarle.
Daniel. Oraba tres veces al día (Dn 6.10), era el
segundo después del Rey, tenía un país que administrar, pero no buscaba al
Señor una vez al día, sino tres. Necesitaba mucha dirección del Señor, y mucha
sabiduría, por eso buscaba más al Señor.
Otros. Jorge Muller. Juan Wesley.
III. QUÉ HACER EN NUESTRO TIEMPO
CON EL SEÑOR.
No se trata sólo de una buena
costumbre, lo hacemos como una disciplina espiritual para tener contacto con el
Señor.
a. Tener comunión con el Señor.
Tener comunión con Dios es dirigir
nuestros pensamientos, nuestra mente, nuestras emociones a Dios, estando
atentos a la voz del Señor, para que nos ilumine y nos hable.
Es olvidarnos de todas las cosas y
centrarnos en Él.
b. Alabar y cantar.
-Alabamos
y cantamos cuando estamos juntos, pero, ¿y qué cuando estamos solos?, si no hemos
probado a alabar al Señor en privado, ¿cómo disfrutamos de la alabanza en
público?, imagínate un hombre que sólo le dice piropos a su esposa cuando hay
gente delante, pero en su casa ni le dirige la palabra.
-La
alabanza nos prepara para la oración, nos permite disfrutar del Señor e incluso
comprender cosas acerca de Dios que de otra manera no podríamos comprender.
c. Leer la Biblia.
-Es
al principio del día cuando recogemos el maná (que es un tipo de Cristo), comer
el maná significa alimentar nuestro hombre interior con Cristo, ser
fortalecidos en Cristo, crecer en el conocimiento de Él, madurar.
-Es
una opinión personal (y otros hermanos mucho más experimentados lo han dicho)
que en la mañana lo mejor es alimentar nuestro hombre interior, buscar fuerzas
en el Señor, para eso es bueno MEZCLAR la oración, con las alabanzas, con la
meditación en nuestra lectura.
-A
menudo es de la misma lectura de la Palabra de Dios que brota: una oración de
acción de gracias, o la confesión por un pecado, o las alabanzas por una
promesa, o la intercesión por otros. El Señor nos habla y nos muestra muchas
cosas en ese tiempo de comunión.
-No
es conveniente (es sólo un consejo) que en este tiempo leamos extensas
porciones de la Escritura, por varias razones: a. Leer un poco nos ayudará a
concentrarnos en la meditación de ese pasaje, un pasaje largo no es tan fácil
de meditar. b. Es bueno que salgamos de casa con una idea en mente (ese es
nuestro alimento del día en el que vamos a meditar, nuestra aplicación, nuestra
promesa, lo que sea que el Señor nos haya dado), tenemos que salir con algo
concreto que va a ser la fuente de meditación y la orientación del Señor para
el día.
-No es nada extraño que el Señor utilice
lo que nos da en el devocional de la mañana para ayudarnos en el día (tomar una
decisión difícil, recibir aliento frente a una tentación).
-Esto
de mezclar es algo que vemos en la Escritura a menudo. Por ejemplo, Nehemías
estaba trabajando delante del rey, paraba unos segundos y luego oraba. Para él
su trabajo era trabajo y oración. Los dos juntos. Pablo hacía igual, estaba
escribiendo la carta a los Romanos, y de pronto empezaba a hablar con Dios,
alabándole.
-Por
lo tanto, en la mañana, aprenderemos a recoger nuestra ración de comida,
aprenderemos a mezclar la Palabra de Dios y la oración, la alabanza, la
meditación. Si perseveramos en practicar esto como lo primero que hagamos,
buscando en primer lugar los asuntos del Reino de Dios, seremos cada vez más llenos del Espíritu Santo.
-Dios
no da sus tesoros a los que no trabajan, para recoger esta preciosa comida es
necesario trabajar, cavar, perseverar, buscar diligentemente, si lo hacemos
Dios nos recompensará con grandes bendiciones.
d. Orar.
-En
los Salmos 57 y 63 (y muchos otros) vemos que tenemos que buscar al Señor desde
temprano en la mañana. La oración de la que hablábamos antes es una oración
combinada, pero ahora hablaremos de una oración más específica.
-Después
de comer el maná, de alabar al Señor, uno se suele sentir guiado a orar (esta
es nuestra experiencia habitual). Después de recibir del Señor la dirección, el
consuelo, la guía, en definitiva, después de ser saciados,
solemos poner delante de Él las necesidades personales, familiares, de la
iglesia, y del mundo.
-Es
muy importante orar por lo que será el transcurso del día. Esas oraciones
hechas en la mañana pueden determinar cómo termine el día. Dios es galardonador
de los que le buscan, si buscamos al Señor en la mañana, ¿no premiará el Señor
esa actitud de formas que ni nos imaginamos?.
-Hay
un gran trabajo de oración, ¿habéis visto algunas oficinas, cómo se acumulan
papeles encima de las mesas?, por el grosor de esos papeles podemos saber si
hay mucho trabajo o no. Nosotros podemos saber si tenemos mucho trabajo de
oración por la cantidad de asuntos que tenemos que tratar con el Señor.
-El
Señor Jesús tuvo que enfrentar un día clave en su vida en la tierra, el día que
se entregó a las autoridades. Pero estaba en perfecta paz, no dudo. Y esto fue
porque, aunque era Dios hecho hombre, había estado preparado en oración,
y había perseverado en ella, por lo tanto, tenía paz. Muchos de nosotros
nos preocupamos mucho, no nos hemos preparado en oración, por eso nos
angustiamos, no sabemos cómo vamos a salir adelante en situaciones
determinadas. Sigamos el ejemplo de Jesús y perseveremos. La oración es asunto
de perseverancia, de días, de meses, de años, de una vida.
IV. LA PRÁCTICA DE MADRUGAR.
-¿Cómo
podemos poner en práctica el madrugar?, aquí tenemos algunos consejos:
1.
Debemos acostarnos temprano, no es posible madrugar cuando uno se acuesta tarde
no puede madrugar, y si lo haces te quedarás dormido donde sea.
2.
No debemos ponernos una meta demasiado elevada, comencemos por poca cosa (madrugar
30 minutos antes de tu hora habitual de levantarte está al alcance de
cualquiera).
3.
Debemos ser equilibrados, procurar dormir lo suficiente.
4.
Debemos ser perseverantes, continuar con un horario y mantener un hábito de
madrugar es cuestión de tiempo y práctica, mi abuelo es un hombre jubilado,
pero se levanta siempre bien temprano en la madrugada, es algo que hace sin que
suene el despertador, tiene el hábito de años de trabajo y madrugones.
5.
Tenemos que vencer las tentaciones nocturnas. A menudo se nos ocurren cosas
interesantes que hacer de noche, esto es incompatible con madrugar, por eso
tenemos que negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz y los intereses del
Reino, tenemos que aprender a sacrificar la poca vida por la vida abundante.
6.
No te desalientes, si fracasas un día, dos, no tires la toalla, persevera.
-Si
deseamos crecer en la Gracia tenemos que buscar al Señor en primer lugar, ¿cómo
ha sido tu experiencia hasta ahora?, puede que algunos digan “yo no necesito
madrugar”, pero lo cierto es que cuando llega la noche apenas tienen contacto
con el Señor, y si lo tienen es en medio de mucho cansancio.
-Si
queremos tener impacto en las personas que no conocen al Señor debemos estar
muy expuestos a la presencia de Dios, sólo así le reflejaremos a Él.
-Si
queremos reuniones llenas del Señor debemos acumular y estar alimentados con el
maná de la mañana, así podremos compartir con los hermanos las riquezas de
Cristo, y si cada uno trae un poco de alimento a la reunión, todos tendremos un
gran banquete.
Hubo un violinista que dijo: “Si no
practico por un solo día, yo lo notaré. Si no practico por dos días, mis amigos
lo notarán. Si no practico por tres días, el mundo lo notará”.
¿Estamos practicando el tener
contacto con el Señor?, ¿estamos buscandole a Él en primer lugar?.
Julio
Martínez.
Iglesia
cristiana Alfa y Omega.
Madrid,
Agosto 2.003.